No alimentes el miedo que te prohibe el vuelo.
¿Quién ha dicho que un viaje en tren no puede cambiar tu forma de ver las cosas? Ni que sea un poquito. Y si es en forma de canción, con acordes de guitarra y una buena voz, incluso puede llegar a ponerte los pelos de punta mientras fuera, la invisible lluvia riega el blanco paisaje envuelto en esa atmósfera que convierte el día en especial y diferente.
Hay que dejar de alimentar los miedos para alimentar tan solo los sueños y las ilusiones, y volar, volar y volar...
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